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El Junior de Barranquilla sigue guardando silencio tras los graves incidentes que marcaron el partido contra Atlético Bucaramanga el pasado domingo en el estadio Metropolitano. A pesar de los disturbios que dejaron varios heridos y sembraron el pánico entre los asistentes, la institución aún no ha emitido ningún comunicado oficial.
Lo que debía ser una celebración por el llamado ‘Día del Hincha’ se transformó en una pesadilla. Los problemas comenzaron desde el ingreso al estadio, con largas filas y fallos en la plataforma digital que permitió el acceso sin control. Ya dentro del escenario, la situación fue aún peor: aficionados del Junior persiguieron con armas blancas a seguidores visitantes, provocando escenas de terror entre el público, que incluía niños y personas mayores.
Las autoridades tuvieron que detener el encuentro por varios minutos, y muchos asistentes optaron por retirarse del lugar ante la falta de garantías para su seguridad. Algunos incluso aseguraron que no volverán a un estadio mientras no cambien las condiciones actuales.
La falta de acciones efectivas por parte del club frente a este tipo de comportamientos ha sido constante, a pesar de las múltiples sanciones económicas y cierres de tribunas que ha recibido. Las campañas de concientización y medidas de seguridad no han logrado contener la violencia de ciertos sectores de la hinchada.
Lo ocurrido el domingo refleja el profundo desconcierto entre la afición, que se siente abandonada por una dirigencia que parece más preocupada por el espectáculo deportivo que por la seguridad de quienes lo acompañan. Irónicamente, el propio club ha contribuido a alejar al público del estadio al tolerar, e incluso respaldar, a grupos barristas que terminan protagonizando estos desmanes.